Hoy, hemos marcado un profundo y agridulce hito en nuestra historia, somos testigos de un fin y de un principio. Y aunque debemos continuar, debemos estar agradecidos por haber podido contar con alguien que nos ha conducido hasta donde nos hayamos hoy.
Cuando has recibido tanto amor y felicidad de alguien es natural ser reacio a cerrar ese capítulo de tu vida.
Seguir adelante, rara vez se consigue sin considerable dolor y tristeza. Y aunque nuestra pena sea profunda, las nubes escamparan y el sol volverá a brillar y bajo esa cálida y brillante luz nos encontraremos frete a un glorioso futuro, un futuro de estimulantes desafíos e infinitas posibilidades en el que el horizonte se ampliará ante nosotros acompañado del resplandor del amanecer de nuestra mañana.